«El uso de la bicicleta ha hecho más por la emancipación
de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo.»
Susan B. Anthony, en una conversación con Nellie Bly.1
La invención y expansión de la bicicleta en la década de 1880 supuso
una revolución en la sociedad. La bicicleta propició la creación del
sistema nacional de carreteras estadounidense, ya que los ciclistas se
hartaron de caminos de barro llenos de baches y comenzaron a hacer
presión para la construcción de caminos pavimentados. También facilitó
el camino del automóvil y otros medios de transporte como el primer
avión de los hermanos Wright, que salió de un taller de bicicletas.2
Montar en bicicleta en la década de 1890 era “una erupción, un exceso de
exuberancia, un temblor sísmico que sacudió la economía y las bases
mismas de la sociedad”.3 Pero, sin lugar a dudas, el mayor efecto que
tuvo la bicicleta fue en las mujeres, vehículo de su emancipación,
aumentando sus derechos y cambiando su estilo de vida para siempre.
Una mujer en el trono, una propiedad en la casa
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la reina Victoria gobernó un
imperio que abarcaba medio mundo. Paradójicamente, las mujeres carecían
del derecho de sufragio, a litigar en juicio o a poseer bienes propios.
Cuando una mujer se casaba, los derechos de la mujer se cedían al marido
y la pareja se convertía en una entidad única representada por el
esposo que pasaba a controlar todo lo referente a la familia. Las
mujeres se convertían en otra posesión más de sus cónyuges. Su mundo se
limitaba exclusivamente a la esfera doméstica y su deber era mantener la
casa limpia, la comida en la mesa y educar a la prole. El matrimonio
otorgaba al marido hasta el derecho de propiedad del cuerpo de su esposa
y daba por hecho que el cuerpo de la mujer ya no le pertenecía a esta.4
La “medicina” contra la bicicleta”
Todos los cambios se topan con resistencias, y la introducción de un
método de transporte como la bici no fue menos: rápidamente aparecieron
sectores contrarios a la bicicleta. Algunos de ellos trataron de
disuadir a la población de su uso prediciendo nuevas enfermedades que
afectarían a los ciclistas. Por ejemplo, la “joroba ciclista” causada
por la posición doblada sobre la bicicleta, dolor de garganta debido a
largos paseos por caminos polvorientos o la “cara de bicicleta”, causada
por el continuo esfuerzo de mantener el equilibrio.2 Todos estos males
eran especialmente graves para las mujeres, cuyo valor, por aquel
entonces, residía en su salud y aspecto físico, pero también anunciaron
problemas exclusivos en la mujer ciclista: la exposición al frío y la
humedad “puede suprimir o dejar menstruaciones irregulares y
terriblemente dolorosas y quizás sembrar las semillas de futuras
enfermedades” según un periódico de 1895.5
Se desarrollaron modelos específicos para mujeres con un sillín más rígido y sin apenas relleno, denominado
“sillín higiénico”, para evitar o reducir la posible excitación sexual por fricción de los genitales femeninos.4
Ante este alarmismo, algunos periódicos de la época publicaron
artículos que destacaban la hipocresía de estas críticas: “Cuando una
mujer quiere aprender algo nuevo o hacer algo útil o incluso divertirse
siempre hay alguno que solemnemente le advierte que es su deber seguir
bien de salud. Mientras tanto, en muchos estados, esa misma mujer puede
trabajar en fábricas diez horas al día, puede estar detrás de un
mostrador en tiendas mal ventiladas desde las ocho de la mañana hasta la
seis de la tarde, doblar el espinazo en la máquina de coser por cinco
centavos la hora y a nadie le importa lo suficiente como para protestar.
Pero cuando estas mismas mujeres, condenadas a vidas sedentarias de
interior, encuentran una manera barata y encantadora de obtener el aire
fresco y el ejercicio que tanto necesitan hay un gran clamor sobre su
bienestar físico”.6
Un antes y un después en la vida de las mujeres
A pesar de los esfuerzos conservadores por reducir el impacto de la
bicicleta, su uso como vehículo se popularizó rápidamente entre las
clases medias y altas de Inglaterra y Estados Unidos. En consecuencia,
las mujeres cambiaron de vestimenta, abandonando las pesadas falsas y
corsés por pantalones bombacho y otras prendas más ligeras que permitían
la conducción, liberando a la mujer de ropas incómodas y que limitaban
su libertad de movimiento.7
Más allá de la moda, la bicicleta introdujo cambios importantes para
las mujeres. Como afirmaba una revista de la época: “Mientras para los
hombres de clase media-alta la bici es un nuevo juguete, para las
mujeres es un trampolín que las lleva a otro mundo”.8 Su coste era menor
que mantener un caballo y un carruaje y permitía escapar de la
vigilancia paternal, posibilitando a la mujer ir donde quisiera,
fomentando el conocimiento de su entorno y daba una movilidad libre sin
depender de los hombres.
“[La mujer] está montando en bicicleta para conseguir más libertades,
por una mayor igualdad con el hombre, para adquirir el hábito de
cuidarse de sí misma y por los nuevos puntos de vista en el asunto de la
filosofía de las ropas” escribía The Columbian en 1895.9
La bicicleta antecedió al voto femenino y fue un vehículo para obtenerlo.
“La Nueva Mujer” fue el término usado en la década de 1890 para
describir a la mujer moderna que rompió con las convenciones sociales
trabajando fuera de casa, rehuyendo del rol tradicional de esposa y
madre o siendo políticamente activa en el movimiento sufragista
femenino. La mujer empezó a verse igual que el hombre y la bicicleta le
ayudó a reafirmarse como tal.4
Pese al avance que supuso y supone la bicicleta para los derechos de
la mujer (o tal vez precisamente por eso), en algunos lugares del mundo
montar en bicicleta siendo mujer no está permitido. En Arabia Saudí, las
mujeres obtuvieron el año 2013 el derecho a montar en bicicleta pero
solamente para ocio en parques y lugares delimitados, no como medio de
transporte. Además deben ir cubiertas de ropa de los pies a la cabeza y
acompañadas por un hombre.10 Arabia Saudí es el único país en el mundo
que prohíbe conducir coches a las mujeres. Todas las mujeres tienen un
guardián masculino.11
Pioneras
Elizabeth Cady Stanton, activista abolicionista
primero, sufragista y feminista después, escribió que la bicicleta era
“una herramienta que motivaba a las mujeres a ganar fuerza y asumir un
aumento de roles en la sociedad”12, que “la mujer está pedaleando hacia
el sufragio”13 y “la bicicleta incentivará en las mujeres valentía,
respeto por sí mismas e independencia”.14
Frances Willard, líder del Movimiento de Mujeres
Cristianas por la Templanza, publicó en 1895 un libro14 en el que narra
su meta de aprender a montar en bici en su vejez para mejorar su
deteriorada salud. Este libro animó a otras muchas mujeres a montar en
bicicleta. Willard invitó en sus páginas a librarse de ropas inadecuadas
e incómodas y usar otras más “cómodas y sensatas”.15
Susan B. Anthony, feminista y sufragista, dijo en una entrevista con la periodista Nellie Bly en 1896:
“La bicicleta ha hecho más para emancipar a las mujeres que nada en el
mundo. Me levanto y me regocijo cada vez que veo a una mujer paseando
sobre ruedas. Da a la mujer una sensación de libertad e
independencia. Le hace sentir como si fuese independiente. El momento en
que se monta sabe que no se la puede herir a menos que se baje de la
bicicleta”.1
Annie “Londonderry” Cohen Kopchosvky, mujer casada y
madre de tres hijos, empezó lo que sería la primera vuelta en bicicleta
realizada por una mujer en el año 1894, a sus 25 años. Todo comenzó
como una apuesta sobre si podría dar la vuelta al mundo montando una
bicicleta en 15 meses y ganar 5.000 dólares en ruta. Fue una apuesta
ganada.
Durante 15 meses pedaleó por medio mundo, simbolizando la resistencia femenina
allá donde iba. Hizo dinero durante el viaje actuando como valla
publicitaria y vendiendo fotografías suyas para conseguir dinero durante
la travesía. Aunque empezó con ropas y bicicletas de mujer, las cambió
por unas ropas y bicicleta de hombre, mucho más ligeras. Su hazaña fue
una demostración de la capacidad de las mujeres de arreglárselas por sí
mismas.16
K. J. Erskine publicó en 1987 un pequeño manual
“escrito para mujeres ciclistas por una mujer ciclista”, aconsejando y
guiando a aquellas que se inician en el deporte de la bicicleta en
Inglaterra. Los consejos van desde la vestimenta, pasando por la
alimentación para evitar sucumbir al agotamiento, hasta trucos de
mecánica o cómo organizar eventos deportivos.4
Bicis y feminismo hoy en día
En la actualidad, dentro del ‘cicloactivismo’ las mujeres son
minoritarias. No obstante, en muchas ciudades existen colectivos y
talleres de autorreparación exclusivos para mujeres.7 En Madrid se
encuentra el colectivo
Cicliátrico, que se define como
“un taller de reparación de bicis para mujeres, bolleras y trans y un
espacio de aprendizaje horizontal, libre de paternalismos, actitudes
machistas y tránsfobas”.17
Ovarian Psycos es un
colectivo de mujeres latinas de Los Ángeles (Estados Unidos) que
organiza paseos en bici por su barrio y talleres de autorreparación.
Muchas de sus actividades son mixtas pero las noches de luna llena dan
una vuelta mujeres y trans juntas.18
Según Beatriz Esteban, “la bicicleta hace que estas mujeres se
sientan poco a poco más libres y cuiden su salud pero además se crean
lazos de respeto y colaboración mutua gracias a la propia organización
del colectivo con tareas y cargos rotatorios. Todas acaban asumiendo una
serie de responsabilidades que, de otro modo, jamás hubiesen podido
alcanzar: organizan actividades, hablan en público, buscan información,
ejercen de comité de bienvenida para la gente nueva. Un evidente
ejercicio de empoderamiento para unas mujeres que probablemente no hayan
tenido jamás voz ni voto en su entorno y que, gracias a Ovarian Psycos,
son protagonistas y agentes de cambio en sus propias vidas”.7 Además,
algunos proyectos feministas de autoempleo utilizan la bici como medio
de sustento, como las repartidoras de Radius Mensajeras en Barcelona.19
En la India rural, un programa de una ONG internacional ofrece
bicicletas a niñas para completar su educación, reduciendo el porcentaje
de abandono escolar.15
Varios manuales de autodefensa feminista recomiendan el uso de la bici para desplazarse de forma segura.7 La bicicleta,
como cuenta Izaskun Sánchez,
sirve también para evitar el acoso y el peligro de agresiones sexuales.
“La bicicleta me deja disfrutar de una vuelta a casa por las noches
sola, a la hora que quiera, pasando por calles oscuras o incluso
descampados. Algo que puede sonar un tanto ridículo ya que lo lógico
sería que pudiera sentirme libre de hacerlo andando a cualquier hora del
día”. Desde los feminismos se cuestiona que el urbanismo sea neutro y
las ciudades universales. Consideran que están hechas al servicio del
denominado BBVA (Blanco, Burgués, Varón y Adulto) y a medida del
coche.20
Algunas intervenciones urbanas buscan potenciar y facilitar el uso de
la bicicleta como medio de transporte pero sus resultados son
contraproducentes, especialmente para las mujeres. Las aceras-bici en
Madrid han frenado el uso de la bici y han incrementado la desigualdad
de sexos, reduciendo el porcentaje de mujeres desde cerca de un 30% a en
torno al 20%.21 Potenciar el uso de la bicicleta debe pasar también por
eliminar la brecha de género que hay en los ciclistas, donde la mayoría
son hombres. En Países Bajos, un país con más bicicletas que habitantes
y referente mundial del ciclismo urbano, las mujeres son el 55% del
total de ciclistas. En Alemania rozan el 50%. En cambio, en otros países
donde tanto la bicicleta como la igualdad entre sexos no están tan
implantadas, la brecha es mayor, como en México, donde solo el 10% de
los viajes en bici son hechos por mujeres.22
Bibliografía
1 Bly, N. (1890). “Champion Of Her Sex: Miss Suan B. Anthony” The
New York World, 2 de febrero de 1896.. Nueva York: Pictorial Weeklies.
2 Aronson, S. H. (1952). “The Sociology of the Bicycle”. Social Forces, 20 (3): 305-312.
3 Leonard, I. A. (1983) When Bikehood was in Flower. Richmond: Seven Palm Press.
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5 Iowa State Register (1985) “Taking Chances”. Iowa State Register, 28 de agosto de 1895.
6 Chicago Daily News (1984) “Woman and Her Bicycle”. Chicago Daily News, 17 de octubre de 1894: 8.
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http://www.ecologistasenaccion.org/... [Consultado el 24 de diciembre de 2015].
8 Sánchez Aroca, I. (2015). “Pedaladas de cambio, placer y alegría”. Diagonal, 248. Disponible en:
https://www.diagonalperiodico.net/s... [Consultado el 24 de diciembre de 2015].
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10 Alfageme, A. (2013) “¡Hurra! Las saudíes pueden montar en bicicleta… en un parque… o no” El País [online] Disponible en:
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11 Human Rights Watch (2015) “World Report 2015: Saudi Arabia”. Disponible en:
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12 Vivanco, L. A. (2013) Reconsidering the Bicycle: An
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Routledge.
13 Dodge, P. (1996). The Bicycle. Paris y New York: Flammarion.
14 National Women’s History Museum (2014) . Disponible en:
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15 Willard, F. (1997) A Wheel within a Wheel: How I learned to Ride the Bicycle. Nueva Inglaterra: Applewood Book.
16 Zheutlin, P. (2007) Around the World on Two Wheels: Annie Londonderry’s Extraordinary Ride. Nueva York: Citadel.
17 Ciclotaller y biciescuela transbollofeminista (2009) Disponible en:
http://patiomaravillas.net/2009/11/... [Consultado el 24 de diciembre de 2015].
18 Ovarian Psycos Bicycle Brigade. Disponible en:
http://ovarianpsycos.com/ [Consultado el 24 de diciembre de 2015].
19 Radius Mensajeras. Disponible en:
http://radiusmensajeras.tumblr.com/... [Consultado el 24 de diciembre de 2015].
20 Sánchez Aroca, I. (2015) “Ciudades Feministas.El derecho a la
casualidad en las ciudades”. Coordinadora Feminista. Disponible en:
http://www.feministas.org/ciudades-... [Consultado el 26 de diciembre de 2015].
21 Villaramblas (2013) “Las aceras-bici de Madrid frenan el uso de la bici”. En bici por Madrid [online] Disponible en:
http://www.enbicipormadrid.es/2013/... [Consultado el 26 de diciembre de 2015].
22 López, L. (2015) “La bicicleta: instrumento para la liberación de las mujeres”. MujeresNet.info [online] Disponible en:
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* Fuente:
Pikara Magazine